Auto-alimentarse y hacer autocrítica
Cada año, el 8 de diciembre, celebramos el aniversario de la fundación de la SMA: este día puede convertirse en un momento importante, pleno de sentido, de discernimiento, de balances, de mirada sobre el pasado, sobre el presente y sobre el futuro previsible. La fundación de la SMA no está nunca terminada y todos estamos llamados a colaborar, como hermanos, para continuarla, con el fin de que responda a lo que el Señor quiere de nosotros hoy por la voz de su Espíritu y de su Iglesia. Esto, por otra parte, nos ayuda a evitar la tentación de considerar nuestra Sociedad como una realidad, más bien cómoda, al servicio de nuestras elecciones personales. Estas elecciones corren el riesgo de provocar la dispersión de las fuerzas, malestar y, a veces, divisiones.
En la misma carta a Luquet, del 3 de diciembre de 1843, de Brésillac escribe: " Yo querría a toda costa, pues, una institución verdaderamente apostólica". Lo escribe como miembro de las Misiones Extranjeras de París, pero sus palabras se adaptan a la SMA, que también es una sociedad de vida apostólica.
La herencia de los primeros elegidos por Jesús
Al principio de nuestras Constituciones, cuando se presenta el espíritu del Fundador, afirmamos que el misionero es el apóstol de los no cristianos, alguien que va a otro lugar y que funda Iglesias. Actuando así, "el misionero es el heredero de la vocación, del espíritu, las virtudes y hasta, en cierta medida, los métodos de los apóstoles y especialmente de san Pablo".
A nivel de las sociedades de vida apostólica exclusivamente misioneras, no rebuscamos bastante y con suficiente profundidad, los conocimientos capaces de desarrollar entre sus miembros una manera de ser y de actuar que, en la formación, la animación, la acción y la pastoral misionera, particularmente, se vea a los apóstoles. Pienso en una espiritualidad verdaderamente apostólica.
En lo que nos concierne, ciertamente escuchamos y escuchamos a los apóstoles según la enseñanza del Nuevo Testamento, de la Tradición y de la Liturgia. Pero esto se hace más bien por iniciativas individuales, de manera ocasional, en respuesta a exigencias de orden académico o debido a la predicación, a la animación o a la piedad personal.
Las comunidades apostólicas de los primeros tiempos de la Iglesia han representado, a lo largo de los siglos, el ejemplo de misión a imitar (Cf. Hechos de los Apóstoles, especialmente 2,47 y 4,33). Lo que suscitaba la admiración de algunos judíos, y de los paganos, era su estilo de vida, el compartir los bienes, la ayuda a los pobres, su fe profunda en Jesucristo muerto y resucitado, su oración y la fracción del Pan, su coraje ante las persecuciones y su esperanza en la vida eterna.
Recuperar la esencia, volver a las fuentes
Creo que la "compañía de los apóstoles" nos ayuda a volver a la sencillez, a la verdadera novedad, a lo esencial, "al corazón del Evangelio", según las palabras del Papa Francisco en Evangelii Gaudium (34-39). En el mismo documento dice también: "Cada vez que procuramos volver a la fuente para recuperar la frescura original del Evangelio, surgen nuevas vías, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras llenas de sentido renovado para el mundo de hoy. En realidad, toda acción evangelizadora auténtica es siempre nueva". (EG 11).
El Papa Francisco nos dice más: "Evangelizadores con espíritu quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés, el Espíritu hace salir a los Apóstoles de si mismos y los transforma en anunciantes de la grandeza de Dios, que cada uno comienza a comprender en su propia lengua. El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, (franqueza), en voz alta, en todo tiempo y en todo lugar, incluso a contracorriente. Invoquémosle hoy apoyándonos en la oración sin la cual, toda acción corre el riesgo de ser estéril, y el anuncio, al final, estar vacío. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras, sino sobre todo con su vida transfigurada por la presencia de Dios" (EG 259).
¡Feliz fiesta del 8 de diciembre, 158 aniversario de la fundación del SMA!
Bruno Semplicio, SMA |